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Cinco años de Crisis

Han pasado cinco largos años de crisis, sin tener en cuenta que los datos económicos del segundo semestre de 2007 apuntaban a lo que se avecinaba.

La crisis no es únicamente económica, también es política y social. Es en definitiva una crisis del sistema en que vivimos. Ha entrado en crisis la organización de la sociedad tal como la conocemos. Han roto el pacto Capital-Trabajo. Lo que el capitalismo pretende es insostenible.

Un colectivo social relativamente pequeño, no más del 10% de la sociedad española, y por qué no europea incluso mundial, ha decidido enrocarse tras una política económica diseñada para salvaguardar sus intereses de clase. Una política llevada a cabo por los gobiernos, apoyados en las instituciones económicas internacionales.

Han decidido que no quieren pagar impuestos, no quieren tributar, pues consideran que ellos no tienen por qué pagar una sanidad, una educación, un Estado de Bienestar que no necesitan.  Prueba de esto, es el estrepitoso fracaso de la amnistía fiscal del Gobierno de Rajoy, que a pesar de la generosísima oferta a los defraudadores, no han llegado ni al 40% de objetivo recaudatorio. En España, el fraude fiscal alcanza el 20% del PIB.

Esa minoría social nada tiene que ver con los 6 millones de españoles y españolas que estando en edad de trabajar no tienen un puesto de trabajo; nada tienen que ver con los 16,5 millones de asalariados y asalariadas, sobre los que se sustenta la recaudación de impuestos en nuestro país; nada tienen en común con los pensionistas, ni con los trabajadores autónomos y pequeños empresarios; ni los hijos e hijas de los adinerados coinciden con los de los colectivos citados en las mismas universidades y/o centros educativos.

En estos años de crisis, hemos visto como destacados nombres de esa clase social, ajena a la mayoría social, ha pasado y continúa pasando por los juzgados, involucrados en casos de malversación de caudales públicos, falsedad de documentos, prevaricación, evasión de capitales, entre otros delitos: políticos de todo el arco parlamentario, empresarios, hasta la Casa Real está afectada por la lacra de la corrupción.

Está sangría económica hay que sumarla a la evasión de impuestos antes aludida. Así es muy difícil, por no decir casi imposible que el Estado pueda invertir y crear puestos de trabajo. Además es evidente que las prioridades del Gobierno no coinciden con las prioridades y necesidades del pueblo español. El Gobierno se empeña en recortar el gasto social, se empecinan en abandonar la investigación científica en todos los campos y no invertir en innovación tecnológica a gran escala, en grandes proyectos. Esa línea deinversión generaría empleo de gran valor añadido a medio y largo plazo.

Lejos de lo anterior, el Gobierno español nos pone en manos de especuladores e inversores de poco fiar, como por ejemplo el proyecto Eurovegas. Un proyecto que no generará recaudación, pues una de las condiciones es la exención de impuestos; una inversión cuyo 70% del riesgo correrá a cargo de los bancos, con el aval de la administración, es decir seremos los madrileños y madrileñas en primera instancia quienes corremos el riesgo y pagaremos si la cosa sale mal; una empresa que ya anticipa que no habrá regulación laboral, o será muy de mínimos. ¿Esa es la España que queremos?: ¡NO!.

El Gobierno renuncia a combatir el fraude, por el contrario es rotundo ejecutando desahucios. ¿Por qué es tan laso, tan romo, con los delincuentes fiscales?, mientras es tan rotundo y duro en echar a la calle a familias con hijos menores, a enfermos, a ancianos. La respuesta es clara: El Estado,  protege a esa clase social minoritaria y privilegiada.

Esa clase social no habría hecho su fortuna sin el esfuerzo de generaciones y generaciones de trabajadores.

El Estado de Bienestar no habría sido posible sin la aportación de nuestros antepasados. La sanidad pública, la educación pública, el sistema público de pensiones, los medios de comunicación públicos, nada de ello hubiese sido posible sin la aportación de nuestros abuelos y abuelas, sin el trabajo y tributación de nuestras madres y padres. No nos han regalado nada.

No solo quieren derribar lo construido, no se conforman con no tributar. Quieren exprimirnos hasta la última gota. Para conseguirlo, recurren a una presión sobre los ciudadanos incrementando los impuestos al consumo como el IVA, suben el IRPF, no revalorizan las pensiones con el IPC, se inventan tasas judiciales creando dos justicias: una para ricos y otra para pobres. Los trabajadores queremos tributar, pero para tener servicios públicos de calidad.

Silencian y secuestran los medios de comunicación públicos, es el caso de Telemadrid, o el deterioro económico y periodístico al que están sometiendo a CRTVE. Un pueblo desinformado es más fácil de gobernar.

Cada año, desde 2007, ha sido peor que el anterior. 2013 no va a ser una excepción. Desde FeS-UGT-Madrid os llamamos a resistir; participando en la movilización, animando a los compañeros de trabajo a organizarse en la UGT; afiliándose y presentándose a las elecciones sindicales, negociando y defendiendo los convenios colectivos.

Debemos resistir. Llegará nuestro momento, el momento de la Mayoría Social.

 

 

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