Nadie pone en duda que el origen de la actual Gran Crisis está en Wall Street, símbolo del Mercado. Por ello hay que hacer referencia a datos básicos de aquel país, para entender el atolladero en el que nos encontramos.
La deuda externa de los EE.UU se ha multiplicado por más de 4 en la última década –en 1989 la deuda era de 2,7 billones de dólares-. Según datos a fecha 30 de junio de 2009, la deuda estadounidense alcanzaba los 13,5 billones de dólares, lo que equivale al 22% de la deuda externa de todos los países del mundo, y en términos internos de los USA equivale al 90% de su PIB.
La partida fundamental que ha disparado esta deuda ha sido y es la guerra: Principalmente las invasiones de Afganistán (7-octubre-2001) e Irak (20-marzo-2003). Estas invasiones le están costando al erario público estadounidense más de 3 billones $, a tenor de lo publicado por Joseph E. Stiglitz “Los verdaderos costes de la Guerra de Irak” (17-2-2006) y por Michael R. Krätke “¿Cuánto cuesta la Guerra contra el Terrorismo?”.
¿Por qué sitúo la Guerra en el origen de la crisis?. Es sencillo, los títulos de deuda pública que emiten los estados, son adquiridos principalmente por los bancos. Los entidades financieras de todo el mundo se han endeudado a su vez para prestar a los estados. Esta rueda les ha llevado a generar productos financieros, como por ejemplo las Hipotecas Basura, que más que de alto riesgo podríamos decir que están rayanos con la estafa.
Esta dinámica desembocó en 2007-2008 en una crisis de confianza en bancos quedándose literalmente pillados los que habían prestado más de lo que tenían, es el caso de Leeman Brother, entre otras muchas entidades, en muchos otros países.
De haber dejado caer más entidades, el sistema financiero habría quebrado, poniendo en riesgo el dinero de los ahorradores (pequeños y medianos), por lo cual los estados se han visto obligados a emitir más deuda aún, para ayudar a los bancos. En la UE se han comprometido 3,3 billones de euros (igual al 28% del PIB de la UE) para los bancos europeos; de esta astronómica cantidad, unos 315.000 millones ha sido destinados a inyecciones de capital, y 103.000 millones para comprar activos dañados.
En la necesidad de encontrar fuentes de financiación, se rompe la barrera entre la banca tradicional (banca comercial) y la Banca especulativa (banca de inversión).
En España estas ayudas ascienden a 30.000 millones de euros. Al margen de esta cantidad, se ha dotado con 12.000 millones al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Esta última partida está destinada a financiar el cierre de oficinas –entre el 10% y el 30%- y el despido de trabajadores – entre el 11% y el 27%-, según nota informativa del Banco de España del 29 de junio de 2010.