El anterior Gobierno municipal en Madrid nos ha dejado en herencia una ciudad sucia, poco asesada. Dependiendo de los barrios y distritos incluso poco higiénica; las calles comerciales y avenidas han sido mejor tratadas, como siempre, como si en los barrios antiguamente llamados obreros no se tributase.
El problema no afecta solo a las calles, también afecta a los parques, jardines y zonas verdes, esenciales en una gran ciudad como Madrid. El anterior equipo de gobierno ha condenado a los madrileños y madrileñas a vivir permanentemente en otoño al ahorrarse recoger las hojas de los árboles que caen cada año por naturaleza. Pero qué podíamos esperar de una gestión municipal que ha desatendido la poda de ramas, poniendo en riesgo a los transeúntes, habiendo tenido que lamentar accidentes incluso mortales, por ejemplo en El Retiro.
El mantenimiento y limpieza de parques y jardines es fundamental en una gran urbe; es donde juegan nuestros hijos e hijas, donde nuestros padres y madres pueden pasear, donde buscamos en general un poco de salud haciendo algo de ejercicio. Son lugares que contribuyen a combatir la contaminación crónica que sufre Madrid.
El origen de este grave problema está en la política económica del Gobierno municipal en encabezado por la señora Botella (PP), quien a pesar de haber subido el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y las tasas de basura hasta lo insoportable para las familias asalariadas, ha recortado un 23,7% el gasto en limpieza en general.
Lo facilón, lo simple de esta política municipal es cargar “la factura” a los trabajadores, quienes, en el caso de los jardineros y los barrenderos, tuvieron que llevar a cabo una huelga en otoño de 2013 que duró 13 días (perdieron13 días de jornal) para defender que no se destruyesen más de 1.300 puestos de trabajo. UGT, CCOO, CGT y otros sindicatos alcanzamos un acuerdo que preservaba los puestos de trabajo, si bien se aplicaba un ERTE que está restando de los servicios de limpieza y jardinería miles de horas de trabajo, pues resta 45 días de trabajo y de salario al año a cada trabajador y trabajadora de estos servicios.
Ahora parece que la polémica es la remunicipalización o no de dichos servicios. A mi entender, la polémica es lo sucio que está Madrid, y desde el punto de vista laboral, la evidente necesidad del mantenimiento de los puestos de trabajo y la restitución de las jornadas completas de esos puestos de trabajo, es decir, la anulación del ERTE que está en vigor desde 2013.
Como responsable sindical del sector de mantenimiento y limpieza de parques y jardines de la FeS-UGT-Madrid, entiendo que la remunicipalización de un servicio puede entrañar un proceso complejo, pues quizás el Ayuntamiento se viera en la obligación de sacar los puestos de trabajo a concurso público, si hablamos de municipalización pura y dura, entre otros requisitos. También habría que sopesar los pros y los contras de las condiciones salariales y no salariales para los trabajadores y trabajadoras del sector, hoy bajo el paraguas del Convenio Colectivo Sectorial de Jardinería. En todo caso, este momento no se trata de la búsqueda de incrementos salariales o de las condiciones de trabajo; el objetivo es dar estabilidad a los puestos de trabajo y recuperar las jornadas que se pierden con el ERTE, con el objetivo último de que el Ayuntamiento preste un servicio de limpieza acorde con lo que es Madrid y con los impuestos que pagamos los madrileños y madrileñas.
Desde el PP, los responsables de todo este desaguisado, se escandalizan por el hecho de que el Ayuntamiento de Madrid pueda recuperar el control de los servicios de limpieza, ¿será otro ejemplo de la doble moral a la que nos tienen acostumbrados? pues en Alcobendas, por ejemplo, gobierna el PP desde hace varias legislaturas y el servicio de mantenimiento y limpiezas de parques y jardines, entre otros, se presta a través de la empresa Seromal, S.A., propiedad 100% del Ayuntamiento.