En septiembre de 1928, en Madrid, se celebró el XVI Congreso de la UGT. Han transcurrido 87 años desde que fuese abordada una reforma de gran calado en la estructura de nuestro Sindicato. En aquel congreso los delegados acudieron y participaron representando a 681 secciones de oficio, que agrupaban a más de 210.000 afiliados y afiliadas en toda España (1).
De aquel Congreso, celebrado en un contexto político y social de Dictadura militar, la de Primo de Rivera, nació la base estructural de federaciones nacionales de industria, tantas como 40(2), base que hoy perdura en una estructura de 6 grandes federaciones estatales, que participarán en el 42º Congreso Confederal convocado para los días 9,10, 11 y 12 de marzo de 2016. Congreso en el que estarán representados más de 900.000 afiliados y afiliadas.
Salvando las distancias, UGT trabaja en una gran reforma estructural, en un contexto social de libertad relativa, cuestionada, marcado por la crisis económica que venimos sufriendo desde 2008. Quizás, lo común con la situación de hace 87 años es lo complejo y convulso de la situación social y económica, pues sería en 1929 cuando se desató la macro crisis económica conocida por “La gran depresión”.
Ya en nuestro 41º Congreso Confederal, celebrado en abril de 2013, se tomó la decisión de reestructurar sectorialmente la Organización y abrir la puerta a la constitución de nuevas federaciones estatales, pasando de las 6 actuales a lo que todo apunta serán 3 grandes federaciones. Tiene toda la lógica que, en el mundo de las multinacionales, los grupos de empresa y la mayor concentración del capital jamás vivida, la UGT se concentre en tres grandes federaciones para abordar con solvencia los complejos retos de hoy y los que aún nos deparará el presente siglo XXI.
Es preciso combinar un sindicato fuerte con un sindicato especializado, sin perder la experiencia acumulada que nos dan los 127 años de historia de la UGT. Ello será posible restando estructuras burocráticas, en paralelo al fomento de sectores fuertes. Estructuras dinámicas, ágiles en la toma de decisiones, que nos representen ante las instituciones del Estado y los interlocutores patronales, junto a sindicatos sectoriales agrupados en esas tres federaciones, cercanos al trabajador/a en el centro de trabajo, dando servicio a través de las secciones sindicales y de la red de delegados y delegadas de la UGT.
Adaptarse al futuro no es amoldarse a las formas que tome el adversario de clase. Adaptarse al futuro es adoptar estructuras fuertes y modernas que hagan viable la obtención de los objetivos marcados por los congresos en el Programa de Acción, que no es otro que la mejora de las condiciones de vida y trabajo de los asalariados y asalariadas.
La adaptación estructural a los nuevos tiempos no puede quedarse únicamente en la vertiente sectorial de la Organización, las federaciones. En este período que se abre, y que finalizará en el ámbito estatal al menos en mayo de 2016, también hay que redefinir el papel de la uniones de comunidad, las conocidas casas del pueblo de la UGT.
En los últimos 38 años, desde que el 28 de abril de 1977 se legalizasen los sindicatos, las casas del pueblo han ido ocupando un papel acorde con la demanda de la sociedad, en políticas transversales como: las políticas de juventud, mujer, inmigración, formación, entre otras; políticas propias de estas casi cuatro décadas pasadas.
Esos mismos colectivos hoy precisan de otro enfoque. Sus problemáticas han ido cambiando; hemos conseguido que la mujer se integre en el mundo laboral, si bien aún queda trabajo por hacer en el objetivo de “discriminación cero por razón de sexo”. Qué decir del ingente trabajo en el combate contra la lacra de la violencia de género. De la misma manera, las demandas en relación con la juventud, educativas del pasado “el hijo del obrero a la universidad”, hoy salen cada año licenciados/as de la universidad, pero la sociedad no les oferta un trabajo acorde con su alta preparación y se ven empujados a emigrar.
Hay que redefinir el papel de nuestras uniones de comunidad autónoma y comarcales. Es fundamental el papel de la UGT ante las instituciones autonómicas y municipales, para abordar los problemas en materia de vivienda, cambios en el perfil del drama de la migración (emigrantes, inmigrantes y asilados), los movimientos sociales de carácter sectorial, etc. Asuntos todos ellos que no pueden ser resueltos en la negociación colectiva.
Por último, la tercera vertiente sobre la que están previstos importantes cambios es el relevo en la Dirección del Sindicato. Nuestro actual Secretario General de la Confederación, Cándido Méndez, ha anunciado que no se presentará a la reelección en el 42º Congreso de marzo-16.
El cambio en el nivel más alto de responsabilidad de la UGT siempre abre un nuevo periodo que afecta a todas las estructuras: federaciones estatales, uniones de comunidad y demás organismos. Es la renovación natural tras 22 años de liderazgo, que forman parte de toda una vida dedicada a la defensa de los intereses de los trabajadores y trabajadoras.
Desde estas líneas, y en nombre de la Federación de Servicios de la UGT en Madrid (FeS-UGT-Madrid) quiero enviar un fraternal y afectuoso saludo al compañero Cándido. Un saludo de agradecimiento por el tiempo y el esfuerzo dedicados a la UGT. Con un especial cariño, pues su mandato (1994-2016) es/será paralelo a la existencia misma de esta Federación, que nació de la fusión entre FEBASO y CEOV en 1995, y finalizará con una nueva transformación en 2016.
(1) Historia de la UGT 1914-1930, de Amaro del Rosal.
(2) Para quien tenga interés en conocer los 40 organismos en los que se estructuró la UGT en 1928, ponemos el listado a disposición solicitándolo a [email protected]